El Estrecho de Gibraltar, un punto estratégico de tràficos infinitos

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05 gennaio 2017

Desde tiempos prehistóricos el Estrecho de Gibraltar ha representado un punto de encuentro de importancia crucial para las diferentes civilizaciones. A lo largo de la historia han sido numerosos los pueblos que han combatido por alcanzar el control de los escasos 14 kilómetros de zona marítima que separan el punto más al sur de Europa de la costa africana. El Estrecho de Gibraltar constituye la barrera natural que separa África de Europa, dos territorios a los que en lenguaje coloquial podríamos referirnos como el mundo pobre y el mundo rico, una dicotomía que resulta sencilla de confirmar realizando una simple comparativa entre la renta per cápita de España y la de Marruecos. Dicha comparación resultaría mucho más significativa si la realizáramos entre España y algunos de los países del África Subsahariana, en los que un importante porcentaje de la población ansía una nueva vida y sitúan como objetivo alcanzar las costas europeas. Además, este vértice geográfico también actúa como frontera que cierra el mar Mediterráneo antes de su confluencia con el Océano Atlántico y por tanto constituye un paso obligado para todas aquellas embarcaciones que se dirigen a otros países mediterráneos o a Asia.

En la actualidad, la zona del Estrecho se ha convertido en uno de los puntos más calientes del planeta, tanto por su intenso tráfico marítimo, por su peso económico, así como por la proliferación de actividades ilícitas que por él transitan; como el tráfico de drogas, armas o tabaco. De igual modo, en las últimas décadas se ha incrementado el incesante flujo de personas que ayudadas por organizaciones criminales tratan de llegar a Europa de forma irregular. La presión demográfica y las necesidades que experimentan en sus países de origen llevan a miles de individuos a iniciar la marcha hacia el norte y a tratar de entrar en Europa.

En primer lugar debemos atender a la importancia del Estrecho de Gibraltar como una de las zonas del mundo en las que se concentra mayor densidad de tráfico marítimo. La mayor parte de los barcos que transportan mercancías entre Asia, Europa y América optan por seguir la ruta mediterránea que obliga a la travesía de la pequeña franja marítima entre España y Marruecos. De igual modo, los puertos de Algeciras y de Tánger registran cada día cientos de buques mercantes que atraviesan el Estrecho uniendo Europa con África. Cabe destacar que el transporte marítimo por el Estrecho es vital para la industria de los hidrocarburos, ya que el 80 por ciento del gas y del petróleo que se exporta desde Oriente Medio y el Norte de África hacia Europa y América pasa de forma obligada por el esta zona.

La importancia alcanzada por el Estrecho de Gibraltar para la economía mundial no debe hacernos pasar por alto su importante valor estratégico y militar que ha llevado a prolongados conflictos históricos entre naciones por extender su control. Todavía en nuestros días, los gobiernos de España y de Reino Unido litigian por la soberanía del Peñón de Gibraltar, la roca que desde una altura de 426 metros permite controlar todo aquello que sucede en la confluencia del mar con el océano. Desde comienzos del siglo XVIII Gibraltar ha permanecido bajo control británico; la presencia en “la Roca” ha resultado clave para el Reino Unido a la hora de agilizar sus transacciones comerciales con Asia, así como ha servido de garante para su defensa, tal y como pudo comprobarse durante la II Guerra Mundial.

Por otro lado y gracias a su particular régimen fiscal, el enclave británico ubicado al sur de la Península Ibérica se ha convertido en un importante centro financiero. A pesar de que este especial sistema fiscal ha sido modificado en los últimos años para adaptarse a las exigencias de la UE, Gibraltar continúa resultando muy atractivo para las empresas que operan dentro del Peñón. En la actualidad, y según las cifras manejadas por las autoridades españolas, el número de sociedades radicadas en Gibraltar es de 30.000, cifra que coincide con el número de personas que residen en la antigua colonia británica. Como consecuencia de esta laxa legislación, numerosas compañías de juego on-line han establecido en Gibraltar su centro de operaciones, haciendo del Peñón la ciudad de las apuestas a distancia. De igual modo, las facilidades ofrecidas por el gobierno de Gibraltar para la constitución de sociedades ha sido aprovechada por el crimen organizado para extender su entramado de empresas. Y así, son diversas las investigaciones llevadas a cabo por la policía española que concluyen en la existencia de sociedades patrimoniales en Gibraltar cuyos fondos, en algunos casos, son de dudosa procedencia. No obstante, si por algo es noticia el Estrecho de Gibraltar en los últimos años, no es sólo por las tensiones entre España y Reino Unido por la soberanía del Peñón o por el régimen fiscal de Gibraltar, alejado de los estándares exigidos por la UE, sino por las diferentes actividades ilícitas que cada día se llevan a cabo entre ambas costas del Mediterráneo.

Durante mucho tiempo, el Estrecho de Gibraltar representó el punto elegido por el crimen organizado para realizar el traslado de inmigrantes que llegaban a Europa en situación irregular. Algunos optaron por las débiles fronteras de Ceuta y de Melilla como primer punto de contacto con Europa para luego tratar de alcanzar la Península a través de los numerosos ferris que cada día parten de ambas ciudades. Otros por trasladar a cientos de inmigrantes hacinados en frágiles embarcaciones que presentaban deficiencias para transitar por una zona de corrientes marinas como las que se forman en la confluencia del Mediterráneo con el océano Atlántico. El incremento de los controles por parte de las autoridades españolas y marroquíes ha conseguido detener el número de pateras que cruzan el Estrecho cada año, logrando que en el año 2009 la cifra de inmigrantes ilegales que alcanzaron la costa andaluza disminuyera en un 50 por ciento con respecto a años anteriores. Ese mismo año se implantó en el Estrecho el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) que ha permitido reducir de forma significativa las actividades ilegales llevadas a cabo en la zona. A pesar de ello, el tráfico ilegal de personas continúa siendo uno de los caballos de batalla a los que cada día deben enfrentarse las autoridades de ambos países. Es cierto que en muchos casos las organizaciones criminales han optado por buscar nuevas rutas más largas y menos controladas, pero en el último año han sido todavía numerosas las embarcaciones interceptadas o rescatadas en el Estrecho, lo que muestra que el desafío continúa siendo permanente para las fuerzas de seguridad destinadas en la zona.

Junto con las actividades relacionadas con el tráfico ilegal de personas, el crimen organizado también utiliza el paso del Estrecho para el tráfico de ilícitos como la droga o las armas. En el caso de la droga, el crimen internacional ha elevado el ingenio para escapar de los controles. La mayor presión contra este tipo de organizaciones está llevando a abrir nuevas rutas en las que la droga es transportada desde países de Latino América hacia las costas subsaharianas. Una vez que la mercancía llega a África, se producen contactos entre las organizaciones criminales y los grupos yihadistas que operan en el desierto del Sahel. De este modo, el islamismo radical ha encontrado en el tráfico de drogas una importante vía de financiación que además contribuye a incrementar la inestabilidad en el Estrecho de Gibraltar, dentro de su objetivo permanente por extender el caos y debilitar a los países que consideran enemigos. Los yihadistas son conscientes de que el colapso del Estrecho podría generar un grave problema energético y económico en gran parte de los países europeos, por ello su injerencia en los asuntos que afectan al Estrecho es cada vez mayor.

Los cargamentos de droga una vez que llegan a las costas del norte de África han de atravesar el Estrecho. Aquí es donde juegan un papel determinante los habitantes de ambas orillas del Mediterráneo que buscan en el narcotráfico un modo de vida. Su participación se centra en la utilización de embarcaciones propulsadas por motores de alta potencia que son empleadas para trasladar la mercancía en el menor tiempo posible. Un caso a estudiar es el de los jóvenes residentes en la zona del Campo de Gibraltar, una comarca que registra la tasa de desempleo más alta de España, donde son cada vez más quienes encuentran en el tráfico de drogas una salida para ganar dinero rápido. A pesar de la intensificación de los controles, la pericia de estos jóvenes les permite en muchas ocasiones burlar la vigilancia y llegar con los cargamentos a las costas españolas para, una vez allí, distribuirlos en Europa. En los últimos años, los avances técnicos han llevado a los traficantes a incluir una nueva forma de trasladar pequeñas cantidades de droga mediante el uso de drones, que todavía logran escapar de las frecuencias de los sistemas de vigilancia implantados en el Estrecho. No obstante, las autoridades continúan desarrollando nuevas formas de control contra el crimen organizado para combatir el uso de las nuevas tecnologías.

Aunque en menor medida que las drogas, el Estrecho de Gibraltar también es zona de paso para el comercio ilegal de armas o tabaco. Gran parte de estas mercancías entran en España de forma camuflada a través del puerto de Algeciras, donde cada día llegan miles de contenedores que, en ocasiones, logran huir de los controles policiales.

En definitiva son numerosos los retos a los que se enfrenta esta pequeña franja marítima por la que cada día pasan cientos de barcos, en unos casos como ruta de paso obligado para el comercio legal, y en otros como ruta más corta para la entrada en Europa de ilícitos. El mayor drama lo representan las miles de personas que cada día esperan una oportunidad para cruzar el Estrecho arriesgando sus vidas por el anhelo de conseguir una vida mejor.

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